En un mundo con una creciente demanda de energía, se ha hecho necesario más que nunca agudizar el ingenio para encontrar nuevas fuentes de provisión. Según el último informe WEO, en un escenario de 450 ppm, la OCDE en su conjunto llegará a su máxima demanda de energía hacia 2020. Siempre y cuando estos países, se comprometieran a hacer un esfuerzo para evitar que la concentración de CO2 en la atmósfera llegue a ser de 450 partes por millón.
Gracias a los avances tecnológicos y a mucho esfuerzo de investigación, yacimientos que no eran accesibles, están ahora al alcance de nuestra mano. Es el caso de los yacimientos carbonatados, que se estima albergan más del 60% de las reservas de petróleo mundiales.
Los yacimientos carbonatados deben su nombre a los carbonatos, rocas sedimentarias depositadas, en su momento, en ambientes marinos de aguas claras y cálidas. Ahora son rocas compuestas por fragmentos de organismos marinos que vivieron hace cientos de años: esqueletos, corales, algas…
Toda esta amalgama de materia se ha convertido, fundamentalmente, en carbonato cálcico, lo que otorga a estos yacimientos una textura porosa, diferente a las habituales areniscas de otros yacimientos. Son, además, tremendamente heterogéneos.
Los poros, que pueden adoptar distintas formas, crean un camino complejo por el que discurren los fluidos. Este dato hace de la explotación de este tipo de yacimientos un verdadero reto.
Hay muchos desafíos, pero también muchas ideas sobre la mesa del Centro de Tecnología de Repsol. El objetivo no es otro que introducir soluciones que mejoren la caracterización y productividad de los yacimientos de forma eficiente y sostenible.
¿En qué campos se está trabajando?
Uno de los puntos que centra la atención de los investigadores son las discontinuidades naturales que se observan en este tipo de yacimientos. Se pueden emplear herramientas de modelado para obtener un mapa completo y realista, incluso en 3D, del yacimiento y sus múltiples plegamientos. También se estudia cuál es la mejor tecnología de perforación y, para ello, se emplean sistemas de mapeo que determinan los mejores tramos, entre otras muchas variables.
Los yacimientos carbonatados seguirán planteando desafíos, sin duda, pero gracias al empuje de la investigación del sector alcanzarán pronto las claves adecuadas para que este tipo de reservas sean aprovechadas de manera rigurosa.